sábado, 25 de marzo de 2017

JULIO CÉSAR CHÁVEZ VS MELDRICK TAYLOR (I)

Javier Martín Romo ( @romojavi90 ) nos vuelve a traer su crónica sobre boxeo. En este caso nos habla de un combate para la historia:

El 17 de marzo de 1990 se llevó a cabo la “fight of the year”, y tanto que fue la mejor pelea del año… como que, si me apuras, la mejor pelea de la década de los 90, sin lugar a dudas.

El combate entre Julio César Chávez y Meldrick Taylor se disputó en la categoría de los pesos súperligeros, y tuvo lugar en el Hotel Hilton de Las Vegas. Chávez, el gran campeón mexicano, venía con un récord de 66 combates, ninguna derrota, y 5 años realizando defensas de sus títulos mundiales. Por el otro lado estaba la joven promesa Taylor, que venía con un récord de 25 combates con 24 victorias y un nulo, ambos invictos. Chávez puso en juego sus cinturones de la IBF y del WBC.

Taylor era una joven promesa, venía de conseguir la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 1984. Lo tenía todo para ser un gran campeón, pero tenía enfrente al mejor boxeador que ha dado México y, a mi juicio, uno de los mejores púgiles de todos los tiempos.

Taylor hizo una gran preparación para este campeonato junto a su entrenador Lou Duva, tristemente fallecido hace apenas unos días. La pelea de Taylor fue una pelea estudiada y bien ejecutada. Se dedicó a moverse de piernas, sabiendo que Chávez era más pegador que él, lo que hizo fue desplazarse y conectar sus manos con gran velocidad, algo que fue un quebradero de cabeza para el púgil de Sonora, que reconoció en una entrevista en la televisión mexicana, que el pleito contra Taylor fue el más difícil que ha tenido en sus 115 combates de profesional (y eso que ha peleado con lo mejor de lo mejor, incluido Oscar de la Hoya, Roger Mayweather, Héctor Camacho, Edwin Rosario, etc).

Por otro lado, el combate de Chávez fue una tarea muy, muy difícil. A Chávez le costaba muchísimo encontrar la distancia y se colocó en el centro del ring, ya que Taylor se dedicaba a escaparse y a intercambiar cuero lo menos posible. Taylor era el que llevaba la voz cantante y el que más conectaba, lo que provocaba la excitación y el aplauso de sus compatriotas americanos y eso hacía que las puntuaciones de los jueces estuvieran a su favor. Pero también hay que decir que Chávez tenía como arma secreta un directo de derecha que colocó incontables veces por encima del hombro izquierdo de Taylor, algo que al boxeador de Philadelphia no le sentaba nada bien. Chávez siempre contestaba a las combinaciones de su rival, se le veía muy metido en la pelea, a pesar de que claramente se le veía desbordado por la velocidad de “The Kid” Taylor.

Y esa fue la combinación que hizo que, en el último asalto, teniendo la pelea perdida a los puntos y a falta de 25 segundos para el final del combate, la que provocó que se le aflojaran las canillas a un Taylor que parecía cansado ya varios asaltos atrás. Fue un “uno-dos” de manual, lo que te enseñan en las escuelas de boxeo, izquierda recta seguida de una derecha contundente a la mandíbula. Después de ver a Taylor trastabillarse, Chávez se dio cuenta que era ahora o nunca, y comenzó a colocar golpes al cuerpo y a la cabeza, y culminó con una nueva derecha recta contundente que mandó, por fin, a Taylor a la lona. Faltaban nada más que 12 segundos para el final del combate, el árbitro, Richard Steele, le contó hasta 9 y le preguntó “Are you okey?”, no obtuvo respuesta, por lo que dio vencedor a Chávez por KO técnico en el último segundo del último asalto del campeonato mundial de los superligeros, algo que no estuvo exento de polémica, y que aún a día de hoy sigue recordándose.

Hablamos de la mejor pelea de los años 90, no por el hecho de su técnica o de su plasticidad, sino por el giro de los acontecimientos que se produjeron, por el hecho de que, en el boxeo, nunca se sabe qué puede pasar hasta que no suena la campana del duodécimo asalto. Este deporte, aparte de ser un deporte de listos, pillos e inteligentes, no es como el fútbol, en el que, como decía el futbolista Gareth Bale el otro día, puedes “levantar el pie del acelerador si vas ganando holgadamente”. En el boxeo no. Aquí, si te relajas lo más mínimo, puedes ir ganando todo el combate, y perderlo en una décima de segundo, como le ocurrió al bueno de Taylor.

Después del combate, Meldrick Taylor estuvo orinando sangre y se comenzó a encontrar enfermo, al igual que le pasó a Chávez, quien dijo que fue su pelea más dura y que tuvo que estar a base de suero durante varios días por la deshidratación. Taylor comenzó a tener dificultades para hablar poco tiempo después del combate. Fue campeón del mundo años después hasta que hicieron el combate de revancha, en el que Chávez le noqueó contundentemente en el octavo asalto.

Actualmente, Taylor tiene 50 años unas graves secuelas debido a los golpes recibidos, tiene graves problemas para expresarse y hablar. Taylor jamás volvió a ser el mismo después de aquella noche de 1990.




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