sábado, 21 de enero de 2017

El zarpazo del Lince

Javier Martín Romo @romojavi90 ) nos vuelve a traer su crónica sobre boxeo. En este caso nos presenta y recomienda el libro sobre la vida del boxeador Javi Castillejo:


Más de un lustro ha pasado desde que colgara los guantes Javier Castillejo, y dijera adiós en su última pelea en La Cubierta de Leganés. Acaba de salir a la luz su libro “Javier Castillejo: Asalto al cielo”, y tuve la gran suerte de poder acudir a la presentación y firma del mismo, y eso es de lo que voy a hablaros en esta sección de boxeo que está empezando, gracias a un buen amigo que lleva esta cuenta de twitter, y que me da la oportunidad de acercaros el noble arte a todos vosotros.

La primera vez que supe quién era Javier Castillejo tenía dieciséis años, me encontraba veraneando en Laredo, un pequeño pueblo de Cantabria situado a unos cincuenta kilómetros de Bilbao. Esa mañana de julio del año 2006 compré el Diario As, como casi todos los días que íbamos a la playa.

Estaba ojeando el rotativo sin mucha atención hasta que, de pronto, vi un titular en las últimas páginas que ponía: “Javi Castillejo se cita con la historia en Alemania”. Me entró la curiosidad, entre otras cosas porque yo me llamo Javier, y también porque me di cuenta que era un hombre normal, casado y con dos hijos. Leí que había sido campeón del mundo siete veces, y que iba a hacer historia si ganaba esa noche porque se convertiría en el único español campeón del mundo en dos pesos distintos, y ahí me enganché. Me enganché al boxeo de manera inmediata, y más aún cuando al día siguiente vi que había ganado por KO en el décimo asalto a un peligroso alemán de origen bosnio, llamado Félix Sturm.

La historia de “El Lince” es la de un chaval de barrio, hijo de emigrantes españoles en Frankfurt y asentados posteriormente en Parla. Aquel chico que encuentra la motivación en su localidad a mediados de los años ochenta, donde la juventud no tenía mucho futuro, la crisis económica era galopante, y muchos de esos chicos de periferia caían en la lacra social que son las drogas.
Castillejo consiguió abstraerse y abstenerse de todo eso, y comenzar a encontrar su vocación de ser boxeador, golpe a golpe, entrenamiento a entrenamiento, asalto a asalto, combate a combate, hasta tocar la cima y ser el mejor deportista español con más títulos mundiales, después del gran Ángel Nieto. Para más curiosidad, los dos de Vallecas, además de un servidor que está escribiendo estas humildes líneas. El mundo es muy pequeño, definitivamente.

Este libro muestra el lado más humano de un boxeador. Es una recopilación de entrevistas a compañeros, anécdotas de entrenadores, mánagers, periodistas y rivales. Un libro en el que se muestra todo tal como es, tanto lo bueno, que fue mucho, como los momentos malos.
Una recopilación en donde podemos conocer sus vibrantes y memorables peleas. Aquellas que nos hicieron disfrutar a todos con su pegada, su coraje y su tesón. Un hombre que lo daba todo dentro del ring, un auténtico corazón de león.

“Caer está permitido, levantarse es obligatorio”. Esta frase del gran Castillejo resume perfectamente el libro del mejor boxeador español de todos los tiempos. Es un libro no para que la gente quiera boxear, un libro para todas las edades, donde se reflejan aspectos como la disciplina, el trabajo, la motivación, afán de superación, sacrificio, entrega, lucha... muchos de estos adjetivos son los que debemos grabarnos a fuego, y ponerlos en marcha en nuestra vida diaria, nos dediquemos a lo que nos dediquemos.

La vida es un regalo que se nos ha concedido para disfrutarla, porque es algo maravilloso. La vida hay que lucharla y pelearla todos y cada uno de los días.
Debemos tener en cuenta que, cuando lleguen los momentos duros, hay que saber encajar bien los golpes y saber levantarse. Porque lo importante no son las veces que te caes, sino las veces que te levantas y sigues hacia delante.

Gracias por tanto, Javi Castillejo.














sábado, 14 de enero de 2017

ARTURO GATTI VS MICKY WARD

Inauguramos nueva sección en el blog. En este caso Javier Martín Romo, seguidor y amigo, se encargará de traernos artículos relacionados con el boxeo, tanto histórico como actual. Esperamos que sea de vuestro agrado, y si así es tendréis más. Aquí tenéis su cuenta de Twitter: @romojavi90 


"Estoy convencido de ganar a Micky Ward. En cuanto lo haga, me enfrentaré con Gatti, estoy seguro de que él y yo haremos una gran pelea". Así de contundente se mostró Shea Neary, rival de Ward por el campeonato mundial de los pesos superligeros que se disputaba en Kensington, Londres, corría el mes de marzo del año 2000. Lo que no se le pasaba por la cabeza a Neary era que "Irish" Micky Ward, de 34 años, y con más batallas que Napoleón, le arrebataría por KO técnico el título a éste púgil británico. Lo que tampoco se le pasaba por la cabeza, ni siquiera al propio Micky, es que llevaría a cabo unas de las trilogías más apasionantes, vibrantes y encarnizadas, que yo jamás haya visto encima de un ring, algo verdaderamente fuera de serie.

La primera pelea que hicieron Arturo "Thunder" Gatti y "Irish" Micky Ward fue el 18 de mayo del año 2002 en el Mohegan Sun Arena, un recinto con capacidad para 10.000 espectadores en Connecticut, EEUU. En un primer momento se celebró esta pelea como de rodaje para Gatti, ya que él se movía ya en la órbita de los títulos mundiales, y ya se había enfrentado con el extraordinario boxeador angelino Óscar de la Hoya. Por lo tanto, se pactó la pelea a la distancia de 10 asaltos, y sin ningún título en juego.

Desde el primer toque de campana comenzaron las hostilidades, Arturo tenía un estilo más técnico, se movía sobre la punta de las botas por todo el entarimado, y colocaba sus manos con potencia y precisión. Por otro lado estaba Ward, algo más alto que Gatti y con un estilo más frontal y una guardia más propia del Muay Thai que otra cosa. Iba caminando hacia delante presionando y aguantando el castigo, lo que provocó que acabara el primer asalto con un corte sobre su ceja derecha.

En el cuarto asalto Arturo Gatti lanza un golpe al cuerpo sobre Ward y éste se va a la lona dando golpes y muestras de dolor. En un principio todos pensábamos que había sido un golpe al hígado, y que por eso se retorcía el bueno de Ward. Pero el propio comentarista Larry Merchant apuntaba una frase que es clave: " I think it was a little bit low", que viene a decir algo así como que en vez de darle al cuerpo le había pegado en todas las partes blandas. Al ver el público la repetición por los vídeomarcadores del recinto, se escuchó un tremendo "Oooohhh". Ésto era signo inequívoco de que, efectivamente, le había metido un gancho en sus partes más nobles. Lo mejor de todo y bajo el asombro de todos es que el árbitro Frank Cappuccino le hizo una cuenta de protección a Ward, que perdió ese asalto por 10-8. Incomprensible.

En el quinto asalto sale Arturo Gatti con ganas de terminar la pelea cuanto antes y comienza a meter golpes durísimos a Ward, que se resiste como puede e intenta también colocar los suyos. Cuando todo parecía que el asalto se lo iba a anotar claramente Gatti, Ward se saca de la chistera una terrible combinación de ganchos de izquierda y de derecha sucesivos, nítidos, perfectos. Una serie de ganchos que hace que Gatti realice algo que no va en su ADN, dar varios pasos hacia atrás hasta toparse con las cuerdas. Gatti estaba completamente desarbolado, Ward estaba en un momento de forma pletórico y después de esos cuatro ganchos le mete un directo de derecha y un gancho al hígado marca de la casa que hace que Arturo esté a punto de perder por KO. Asalto que se anota Ward. Ocurriría lo mismo en el octavo "round", donde dominaría Gatti y en los últimos instantes Ward repite el mismo guión, combinación dura y clara que sirve para remontar un asalto.
Ahora sí, comienza uno de los mejores asaltos del combate, y probablemente de la historia del boxeo. Empieza el noveno asalto, ésta vez es Ward el que coloca un gancho al hígado de los que a él le gustan. Micky Ward era un gran especialista en ese tipo de golpes, lo que hacía primero era pegar a los guantes del rival, como apartándolos, para así dejarse el hueco libre y conseguir meter el gancho contundente a la zona hepática de su adversario. Conclusión: cuenta de protección para Gatti. Parece que el asalto se le va a hacer muy, muy largo...

Gatti consigue ponerse en pie donde cualquier otro boxeador se hubiera quedado en la lona y Ward comienza a meter manos, manos, y más manos. Gatti las aguanta todas y cada una con un coraje y una capacidad de sufrimiento digna de pocos boxeadores que yo haya podido ver. Fin del asalto, Gatti ha conseguido acabar en pie, aunque con claros signos de fatiga debido al castigo recibido.
El décimo y último asalto lo gana claramente Gatti y llegamos a las cartulinas. Los jueces dan como ganador a Ward por decisión mayoritaria. Para mí, en mi opinión, es justo el resultado. Justo porque el árbitro debió para la pelea en el noveno asalto y dar ganador a Ward por KO técnico. Tampoco hubiera sido descabellado el dar combate nulo.

Después de esta pelea, Gatti ganaría los otros dos combates de la trilogía, algo que los entendidos vieron como lógico, ya que era un púgil de más calidad que Ward. Hay algo que explica el respeto, la nobleza y la admiración que tenía Gatti por Ward. Hasta el punto que le pidió, una vez que "Irish" se retiró, que estuviera en su esquina y fuera su segundo entrenador.

Y mientras tanto, no dejamos de lado a Shea Neary, que vió cómo Ward hacía la trilogía con Gatti desde el sofá de su casa, con una buena pinta de cerveza en la mano. Qué bueno que te equivocaste, Shea.